INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2022

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GREGORIO LUPERóN Y SU ANCESTRO ESCLAVO

Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández

 

 

General Gregorio Luperón

Como llegó a apuntar el investigador puertoplateño Rafael Alberto (Fifo) Brugal Paiewonsky, la genealogía de Gregorio Luperón no ha podido ser esclarecida y respecto de la ascendencia del héroe restaurador solo existen suposiciones. Ni siquiera él mismo, en sus notas autobiográficas, trascendió más allá del aporte del nombre de su madre —Nicolasa Luperón— y su fecha de nacimiento: 8 de septiembre de 1839.

Sobre su origen se han manejado tres hipótesis. Una primera —y que apunta además a una variación en su apellido—, sustentada por Emilio Rodríguez Demorizi, lo hace descender de Luis Duperón, criador en Guainamoca y propietario de esclavos en la Puerto Plata del siglo XVIII, mientras que una segunda, planteada por Miguel Ángel Monclús, sostiene que su ascendencia por línea materna se encuentra en las islas francesas de barlovento. La tercera versión es aportada por Brugal Paiewonsky, al dar por descontado que, primero, descendiera de Luis Duperón, por haber este procreado un varón, que a su vez tuvo un único hijo sin descendencia, y una hembra, cuyos hijos llevaron en primer término el apellido de su padre, y segundo, porque el presunto origen barloventino no tiene sustento documental alguno. La versión de Brugal Paiewonsky es que sus ascendientes eran esclavos manumitidos por Luis Duperón; sin embargo, este autor no vincula a Nicolasa Luperón con ninguno de aquellos libertos, entre ellos Juan Duperón y Felipa Duperón, esposos, citados en un documento notarial de 1846[1], aunque vale advertir que Gregorio Luperón, en actos instrumentados en Puerto Plata por el notario José Leandro García, aparece como comprador de terrenos en Guainamoca, donde era propietario el esclavista Luis Duperón. ¿Coincidencia o un llamado de arraigo telúrico?  

La imposibilidad de entroncar a Nicolasa Luperón con libertos se basa en el hecho de que no se ha localizado su acta de defunción en Puerto Plata, ya que un número considerable de años en la primera mitad del siglo XIX no fueron recogidos o los libros parroquiales o del Estado Civil en que se asentaron defunciones se perdieron. Tampoco se ha dado con el acta del matrimonio de Gregorio Luperón con Ana Luisa Tavárez Frías, celebrado el 21 de marzo de 1865 en la iglesia de La Vega[2], en la que pudo haberse indicado si su madre había o no fallecido al momento de su boda, ya que hay un lapso de meses no asentados en los libros de matrimonio de 1864 y 1865 que obran en la hoy catedral vegana. Una pista sobre el lapso en el que pudo ocurrir su muerte se desprende de tres documentos: el acta del matrimonio de su hija Manuela Luperón con Juan Lisardo en 1869, en la que no se indica que estuviera difunta[3]; el acta de defunción de la citada Manuela, fallecida en enero de 1872 en Puerto Plata[4] y la amplia lista de personas que recibieron el sacramento de la confirmación en esa ciudad en 1872, en ocasión de la visita pastoral del vicario franciscano fray Leopoldo A. Santaché, en la que no aparece.

Presumimos que Nicolasa nacería en la última década del siglo XVIII o en la primera del siglo XIX. Una Nicolasa Duperón aparece registrada en una relación de emigrados llegados a Cuba desde Santo Domingo, documento en el que también aparecen, en marzo de 1805, María Vicenta Duperón y su hija Bárbara y María Prudencia Duperón y sus hijas Juana y María[5]. ¿Sería esa Nicolasa la madre del presidente de la República en 1879? ¿Volvería a Santo Domingo como otros emigrados? Tampoco sin que sepamos si fue efectivamente la madre del amigo de Hostos y Betances, una Nicolasa Duperón aparece en Puerto Plata como madrina de Lucía Díaz, hija natural de María Díaz, en 1819[6], y de María Natividad Enrrique, hija natural de Francisca Enrrique (sic), en 1834[7].

La teoría de Brugal Paiewonsky del ancestro esclavo de Luperón, aun cuando no se pueda vincular a su madre con negros esclavos es atendible, si consideramos la posesión de estos en Puerto Plata no solo por Luis Duperón sino también por Juan Duperón, su gobernador en 1766[8], alcalde ordinario, gobernador de armas interino[9] y administrador de comisos en 1777[10] y administrador de correos en 1778[11]. En efecto, en 1776 el rey Carlos III concedió un indulto para el sellado y marcado de “negros de mala entrada” por ante la Contaduría Real, a fin de que estos fuesen tasados y se satisficieran los derechos de importación no pagados al momento de su ingreso irregular a la colonia. A esos fines fue abierto un libro para asentar las declaraciones de los poseedores de estos esclavos, encomendándose el empadronamiento de los residentes en las poblaciones de la banda norte —Cotuí, La Vega, Santiago, Samaná, Puerto Plata, Angelina, Monte Plata, Dajabón y Sabana de la Mar— al capitán de caballería, comandante de armas y subdelegado de comisos Francisco Antonio Velilla. En 1777, en cumplimiento de la disposición real, Luis Duperón, “criador en Guainamoca”, presentó en Puerto Plata seis negras esclavas de su propiedad: Catalina, criolla de Jamaica, de aproximadamente 24 años, “sin estampa ni señal alguna”; Mariana, de casta conga, con edad presumida entre 24 y 28 años, con la estampa A.D.O. en el pecho derecho; Ana, conga, de al parecer 24 años, “sin estampa ni señal alguna”; Mariana, conga, de aproximadamente doce años, “que por su phisonomia [sic] y flaqueza demuestra estar enferma, sin estampa ni señal alguna”; Josefa, conga, de entre 22 y 25 años, con las letras C.R. en el brazo derecho; Juana, de casta carabalí, de entre 24 y 28 años, “sin estampa ni señal alguna”. De su lado, Juan Duperón, también vecino de Puerto Plata, presentó en esa ciudad tres negros esclavos: “Isabel, criolla de Jamaica, y edad al parecer como de treinta años, sin estampa ni marca alguna, que se reguló en pieza de Indias”; Gabriel, “criollo de Jamaica, de edad como de catorce a diez y seis años” y Miguel, “criollo de Jamaica, y edad como de diez y seis a diez y ocho años”, ambos también “sin marca ni estampa alguna”[12]. La adopción del apellido de estos amos por sus esclavos, no como un signo de filiación sino como una señal de propiedad[13], la revela la declaración de Josef Duperón, negro liberto “del vecindario de Puerto de Plata”, quien presentó en Santiago en 1777 a su esclava negra de casta conga Juana, de aproximadamente 25 años, “con rayas largas en los canillos, que se reguló en pieza de Yndias”[14].  

Sin duda, estos esclavos dejaron descendencia en Puerto Plata, dando lugar a la coexistencia de familias Duperón sin ninguna relación consanguínea, solo patronímica. Una Duperón / Luperón del siglo XIX acaso pudo pertenecer a la generación de hijos de libertos: Bonifacia Luperón (Duperón en el acta de bautismo de su hijo Bruno en 1853), esposa de Gabriel Henríquez[15], quien recibió la confirmación en Puerto Plata en 1872, a la edad de 72 años, aparece registrada como hija de G. Luperón y M. Rodríguez[16]. ¿Sería ese G. Luperón el esclavo jamaiquino Gabriel de Juan Duperón?

A una de esas familias Duperón pertenecería la primera espada de la Restauración, por cuyas venas pudo haber corrido sangre conga, carabalí o jamaiquina.


Bibliografía:

[1] Brugal Paiewonsky, Rafael Alberto: Apuntes para la genealogía de Gregorio Luperón, boletín Raíces, número 7, enero-junio 1995, Instituto Dominicano de Genealogía, p.4-5.

[2] Concepción, Mario: Relación histórica, Editora Taller, 1982, p.114.

[3] Libro Matrimonios 1867-1869, 155-157, Oficialía del Estado Civil de la Primera Circunscripción del municipio de Puerto Plata.

[4] Libro Defunciones 1869-1877, Oficialía del Estado Civil de la Primera Circunscripción del municipio de Puerto Plata.

[5] Archivo Histórico Nacional, Ultramar 6250, exp.4. Relación nominal de emigrados de Santo Domingo a la isla de Cuba con expresión de las cantidades libradas a cada uno como ayuda y para abono de casa desde 1805. Disponible en PARES | Archivos Españoles (mcu.es).

[6] Libro 1 Bautismos, folio 112, parroquia San Felipe de Puerto Plata.

[7] Libro 5 Bautismos, folio ilegible, acta 206, parroquia San Felipe de Puerto Plata.

[8] González Hernández, Manuel: Expansión fundacional y crecimiento del Norte dominicano, 1680-1795. El Cibao y la bahía de Samaná, Archivo General de la Nación - Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, 2007, p.200. Pensamos que Luis y Juan Duperón pudo haber tenido vinculación con Juan Duperón, francés, nacido hacia 1687, comerciante y residente en Santiago en 1721 (Cassá, Roberto: Rebelión de los capitanes: viva el rey y muera el mal gobierno, Archivo General de la Nación - Universidad Autónoma de Santo Domingo, Santo Domingo, 2011, p.491). Hernández González dice que probablemente tenían origen francés y  que, después del Tratado de Basilea, los Duperón emigraron a Mayagüez, Puerto Rico (Hernández González, idem, p.219). 

[9] Hernández González, idem, p.218.

[10] Hernández González, idem, p.219.

[11] Hernández González, idem, p.327.

[12] Archivo Histórico Nacional, Ultramar, L.683. Libro registro de declaraciones de poseedores de negros de mala entrada, correspondientes a los territorios de la banda norte de la isla con objeto de acogerse al real indulto publicado por el gobernador José Solano en mayo de 1776. Disponible en http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/12905300?nm.

[13] Sáez, José Luis: Libro de bautismos de esclavos (1636-1670), Archivo General de la Nación, Santo Domingo, 2008, p.47.

[14] Archivo Histórico Nacional, Ultramar, L.683. Libro registro de declaraciones de poseedores de negros de mala entrada, correspondientes a los territorios de la banda norte de la isla con objeto de acogerse al real indulto publicado por el gobernador José Solano en mayo de 1776. Disponible en http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/12905300?nm.

[15] Libro 9 Bautismos, folio 77 vuelto, iglesia San Felipe de Puerto Plata. Acta de bautismo de Bruno Henríquez Luperón, hijo de Gabriel Henríquez y Bonifacia Luperón. En esta acta, Bonifacia aparece con el apellido Duperón.

[16] Libro IX de Confirmaciones, folio 183, Arzobispado de Santo Domingo.

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