INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 6 DE MARZO DE 2021

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JOHNNY PACHECO: SU MEZCLA GENEALÓGICA

Preparado por Eduardo Aurelio Antuñano Peralta

 

El 25 de agosto de 1897 nació el niño Rafael Azarías, declarado como hijo natural de Felicia Pacheco, nacida en 1863 y fallecida el 25 de abril de 1967 en el sector la Otra Banda de Santiago de los Caballeros. Su acta de defunción registra que sus padres fueron Ciprián Pacheco y María de la Paz de Luna, nacida en 1845. Los nombres dados al infante aludirían a la circunstancia de no haber sido declarado por su padre, evocando así el relato bíblico de Tobías, en el que el arcángel Rafael oculta su identidad en la persona de Azarías.

En la tradición oral de la familia López Bonilla se conservó la información de que el padre del niño fue José Manuel López Rodríguez (1868-1919) y que lo había procreado ya casado con Rosa Justa Capitolina Bonilla Tavárez (1870-1962), con quien a esa fecha había procreado tres de sus cinco hijos. Este próspero comerciante, introductor de los primeros vehículos de motor en Santiago en 1911, fue hijo de José Manuel (Carlos) López López (1835-1907), militar español oriundo de Cádiz llegado al país en ocasión de la Anexión a España y de Petronila Rodríguez, colaboradora estrecha y persona de confianza del gobierno restaurador.

Rafael Azarías Pacheco fue sastre además de músico como sus hermanos uterinos, destacándose como excelente clarinetista en la orquesta Santa Cecilia, la cual dirigió. Casó con Octavia Aurelia (Tavita) Knipping Rochet. Vivieron en la calle Luperón, cerca de la iglesia de la Altagracia, en el sector Los Pepines, de Santiago, donde el 25 de marzo de 1935 nació Juan Azarías (Johnny) Pacheco Knipping, el menor de los cinco hijos de la familia, cuatro varones y una hembra. En 1946, Azarías emigró con su familia a Nueva York, donde falleció el 23 de julio de 1961.

El padre de Octavia, Guillermo de los Santos Knipping Pérez (1872-1907), era nieto del emigrante alemán Guillermo (Wilhelm) Knipping (1815-1861) y de Mauricia Gutiérrez Narváez, establecidos en San Francisco de Macorís. Su madre fue María Teodora Rochet Germoso (1875-1957), nieta del emigrante Christophe Rochet Sellier, nacido en 1796 en Metz, Francia, quien casó en Santiago hacia 1827 con Mauricia (Mabella) Gómez Pérez (1809-1889), hija a su vez de Juan Pablo Gómez e Inocencia Pérez Plata, quien era hija de los emigrantes españoles José Pérez y Catalina Plata. María Teodora era sobrina de Petra Rochet Gómez, esposa de Erasmo Bermúdez Jiménez y ascendiente de las familias Bermúdez Ramos, Cabral Bermúdez, Vicini Cabral y Reid Cabral, entre otras, y de Cipriana Rochet Gómez, cónyuge de Lorenzo Justiniano Perelló Andújar y tronco de las familias Perelló de Santiago.

Cabe señalar que entre los primos hermanos de Johnny, nietos de José Manuel López Rodríguez, hubo otros dos artistas destacados: José Manuel (Lope) López Balaguer (1925-2015), hijo de Armando Pompeyo López Bonilla (1905-1969) y de Carmen Celia (Laíta) Balaguer Ricardo (1903-1975), así como Marco Leonelo (Nelo) López Cortiñas (1955-2008), hijo de Rafael Antonio López Bonilla (1908-1989) y la pianista, pintora y costurera Cecilia Cortiñas (1929-1980). Por la línea Knipping, su tía bisabuela Rita Knipping Gutiérrez, esposa del catalán Ernesto Simó Ros, fue abuela de Francisco Simó Damirón primo segundo de su madre, pianista, pionero de la proyección internacional del merengue y fundador, junto a Billo Frómeta, de la orquesta Billo’s Caracas Boys. Por la línea Rochet, su tía bisabuela Cipriana Rochet Gómez de Perelló es tatarabuela de la cantante Maridalia Hernández.

Johnny Pacheco engendró dos hijos en su primer matrimonio y dos hijas en su segundo con María Elena (Cuqui) Pacheco. Son ellos Norma, Joan, Philip y Ellis Pacheco.

Su abolengo es una mezcla variada de ancestros oriundos de países y culturas diferentes, típico del criollo americano, que ve nutrir su acervo con aportes fuertes de tradiciones arraigadas en otros continentes, generando una nueva cultura enriquecida y vibrante, tanto agradable para los que la forjan como fascinante para los ajenos a ella. Así trasladó Johnny Pacheco, con su porte espigado de personalidad cautivante e inmenso talento musical, su amalgama genealógica al simbiótico ritmo de la salsa que, al igual que el resultado culinario de la mezcla de ingredientes y condimentos, creó un nuevo sonido que resumió en sí los ritmos musicales latinos y artistas de múltiples nacionalidades en boga para los años 60 y 70 del siglo pasado.

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