INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 7 DE FEBRERO DE 2015

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LOPE BALAGUER, IN MEMORIAM

Preparado por Eduardo Aurelio Antuñano Peralta

 

Como el mayor de los sobrinos, le encantaba tomar las riendas de la carreta para cumplir el mandado de su tía Rosa Amelia de subir a Rincón Largo con su primo hermano Leonardo Antuñano López a buscar estiércol. Era el abono para el “Jardín El Lirio”, negocio de la familia López Bonilla en el traspatio de la casa, en lo alto de la calle Del Sol en Santiago. En una ocasión, al regreso, con su temperamento inquieto, azuzó en exceso al animal de carga justo al bajar del cerro del Castillo, haciéndole desbocar galopante por la cuesta polvorienta. Los transeúntes, alertados por los gritos, los detuvieron llegando al parque Colón.

El castigo severo matizó esas vacaciones junto a los familiares de su padre Armando Pompeyo López Bonilla (1905-1975), quien había casado en Navarrete el 6 de diciembre de 1924 con Carmen Celia Balaguer Ricardo, hija de Joaquín Jesús Balaguer Lespier y Carmen Celia Ricardo Heureaux y hermana del futuro presidente Joaquín Antonio Balaguer Ricardo.

Su abuelo paterno, José Manuel López Rodríguez, nació el 6 de abril de 1868. Dedicado al alquiler de carrozas, fue quien trajo el primer automóvil a Santiago. A él debió su nombre y quizás su enérgico temperamento. Las cualidades artísticas, se decía en la familia, las llevaba en la sangre la abuela Rosa Justa Capitolina Bonilla Tavares (1870-1962), mujer hacendosa de voz encantadora. Era hija de Carlos Antonio Bonilla Bidó y Engracia Tavares Tavares.

Interesantemente, ese abuelo fue también el padre de Rafael Azarías Pacheco, clarinetista de la banda municipal de música, quien emigró a Nueva York junto a su esposa Octavia Knipping Rochet e hijo, Juan Azarías. Allí, el pequeño prodigio se convirtió en el Johnny Pacheco de la Fania All Stars. Lope y Johnny eran pues primos hermanos.

Su bisabuelo, el soldado español Carlos López, hijo de otro José Manuel López y Encarnación López, llegó a la isla alrededor de 1863 cuando la anexión a España. Al estallar la guerra restauradora fue hecho prisionero en Moca. Prontamente liberado, se le concedió la nacionalidad dominicana por disposición del Gobierno Provisional. Decisión influida, quizás, porque Petronila Rodríguez, su esposa dominicana, arrendaba  la casa donde operaba en Santiago el hospital militar de los restauradores. Murió a los 72 años, gozando de la estima del pueblo que le acogió.

En la familia, al artista Lope le decían desde siempre Maney. Se cuenta que, cantando despreocupadamente mientras flotaba sobre un tubo en las corrientes del Yaque, en el balneario de Las Charcas, Juan Sánchez Correa escuchó su potente voz y lo invitó a cantar en la programación que la emisora HIW transmitía desde el Hotel Mercedes. El resto de la historia es bien conocido.

A pesar de la separación temprana de sus padres, mantuvo siempre el vínculo con su familia paterna. En el apogeo de su carrera, eran costumbre sus visitas en Navidad. Recordaba las delicias del arte culinario de las tías, especialmente su plato favorito, arroz a la italiana. Las anécdotas con su tío Luis Leonelo (Nelo), las declamaciones del tío Rafael Antonio (Fellito) y su esposa Cecilia Cortiña, acompañando al piano su prodigioso cantar, eran un verdadero espectáculo familiar.

José Manuel López Balaguer, al nacer el 22 de agosto de 1925, fue el primero de los López de su generación. Ahora, el 29 de enero de 2015, falleció tranquilamente como el penúltimo de ellos. Que sus virtudes le acompañen en esta nueva aventura.

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